Seis, siete, ocho semanas de cuarentena… ¡ya perdí la cuenta! Y no es que antes fuera, el motero más nómada del mundo. Pero esto ya se esta poniendo de la chingada.
La triste máquina, pasa el tiempo al sol, «chorreada» de mugre y las llantas medio bajonas. Salgo y de inmediato percibo el reflejo de su único ojo. Parece que me reprochara con su mirada. El triste cristal ya sin brillo, me dice cuán abandonada se siente, si es que siente… ¡claro que siente!
Se agolpan los recuerdos en la mente, cuantas calles, cuanto cansancio, cuanto gozo. El tamaño no importo, cuando se cargaba hasta las orejas, con herramientas, refacciones y «el mono». Tampoco la potencia, con los viajes del puerto a la montaña y de regreso. Pasamos juntos inundaciones increíbles, y también atascos imposibles. Como extraño tener el trasero «entumido» y la espalda molida. Super cansado con kilómetros de carretera, deshidratado por el sol y el viento. Los golpes de las «piedrecillas» del camino, tamborileando en mis botas, el humo de un camión «cañero» irritando mi nariz y algun pendejo que quiere rebasar donde no hay espacio… un pitido y mentada de madre. ¡Sabia que estaba vivo!
Me declaro culpable, muchas veces pensé en cambiar mi moto, ¡quería una mas grande! Hoy seria feliz rodando con cualquier cosa, hasta la bicicleta de la pequeña de la familia, parece una excelente opción. Esta cuarentena será costosísima para todos, claro esta. Pero no es lo mismo, dejar el abarrotado transporte publico y un trabajo deprimente. Que perder la libertad de rodar en moto, todos los días. Y mientras recurro a esta pantalla, para apendejar el estress, mi maquina languidece en la cochera, esperando volver a la vida, igual que yo.
Si de algo ha de servir este encierro, que sea el valorar la libertad infinita, de andar en moto. La próxima vez que te inviten a una «rodada», puedas ir a una carrera, la concentración motera del verano o un simple mandadito en moto. No lo dudes, aprovecha esta oportunidad (o pretexto) y sal con tu «poderosa». Lo mismo para aquellos que, por el motivo que sea, solo son motoristas de corazón. Pero nunca han podido, o se han decidido por comprar su primer moto. ¡No lo dejes para después! No sabemos cuanto tiempo nos queda en este mundo. Y menos en estos tiempos inciertos.
Hay momentos, matando el tiempo en redes sociales, que veo con envidia como otros motoristas, siguen saliendo y rodando como si nada pasara. Un pensamiento amargado se apodera del alma, y quisiera salir también. -No pasa nada- dicen algunos, pero la indolencia puede ser mortal. Como aquellos que tanto me lo decían. -No pasa nada…- Y en un instante, cambiaron su vida para siempre. Un dia te contare sus historias, cuando este menos deprimido. Pero hoy tenemos que ser fuertes y aguantar, padres y abuelos sobretodo, dependen de eso, y por ellos tenemos una responsabilidad.
Ojala pase pronto la cuarentena, ojala pronto pase el encierro. Hoy, por mi familia, no salgo y extremo precauciones. Cuando vuelva a ser libre, volare a raz del piso, y nadie podrá decir nada. Porque hoy no salgo, por ellos.