Estoy parado con mi moto en un semáforo, esperando el verde. En eso una camioneta se para al lado, voltea a un lado, voltea al otro, y se pasa la luz roja. Solo unos segundos después, se pone el verde y arranco yo. Un par de cuadras adelante alcanzo a la misma camioneta, y llegamos casi al mismo tiempo al siguiente semáforo aun con luz verde. Unos metros antes de llegar a la esquina, sale un repartidor en moto. Totalmente «apendejado», hablando por teléfono, el casco «como gorro» y flagrantemente pasándose el alto. Ni la camioneta ni yo vamos a gran velocidad, lo que permite frenar sin mucho sobresalto. Pero el idiota del repartidor alcanza a frenar, ya a medio crucero. Algo mas de velocidad, y se lo llevan de corbata.
Nos vale madre…
Pasarnos una luz roja simboliza el «valemadrismo», del que somos victimas los latinos. Unos más que otros, pero la gran mayoría no es muy cuidadoso con las normas viales. Yo mismo me he brincado uno que otro alto, a veces «sin querer queriendo», pero otras con toda la intención.
¿Realmente importa una luz roja?
Hay que ser consientes que, no respetar el semáforo, es no respetar al prójimo. Es el egocentrismo de no importarnos los demás, solo nos importa que «traigo prisa». Pero un error, un punto ciego, una distracción, y podemos provocar un accidente muy grave. Más aun pensando en las motocicletas, o las personas de la tercera edad. Todos utlizamos las calles, a pie, moto, bicicleta, auto, camión, etc. Por esto es que TODOS somos responsables de la seguridad vial, nos movamos como nos movamos.
Antes de brincarnos un alto, hay que preguntarnos –¿realmente tengo tanta prisa?– –¿vale la pena el riesgo?— En la mayoría de los casos, la respuesta será negativa. Y si es positiva ¡levántate cinco minutos mas temprano webon!